top of page

La Casa no se Reclina Sobre la Tierra,  Sino Sobre la Mujer


A través de los años, siempre he pensado en la importancia que tiene la casa, el hogar, donde los hijos crecen sanamente y se sienten seguros y donde crece su autoestima.

La casa no sólo son paredes bonitas que pintamos y donde colgamos los cuadros. Es más que eso, es un imán que atrae a los hijos cuando han volado del nido y regresan con sus propios hijos, nuestros nietos, a disfrutar de la casa donde vivieron tiempos felices de su niñez y adolescencia, donde convivieron con amigos y vecinos.

Recientemente visitamos mi esposo y yo nuestra ciudad natal Monterrey, México, para conocer a nuestra nieta Eleonor que nació en enero y para abrazar y pasear con nuestro hijo Emmanuel y Sheena nuestra nuera y saludar a Aracely su mamá.

Desde hace más de tres décadas la casa familiar siempre ha estado ahí esperándonos, lista para recibirnos a todos, así como a los amigos, familia y vecinos, como si no hubiera pasado un sólo día desde que nos fuimos.

Ahora que llegamos de visita, le dimos a la casa shampoo de cariño y una manita de gato, depuramos cosas, acomodamos los muebles, regamos los árboles que plantamos cuando sólo eran una varita y ahora ya son señores árboles altos y robustos que sobrepasan la altura de la casa.

Gerardo, un hermano de mi esposo, muy amablemente puso las persianas. Y Betty su esposa, nos regaló unas deliciosas empanadas de calabaza elaboradas por ella. Pasamos un día divertido y ameno.

Le llamamos a José Caldera el plomero que conocemos desde hace más de 20 años y de inmediato acudió, también al herrero Don Magdaleno que trabaja en su hogar desde hace 30 años y ha hecho las rejas de nuestra casa, para que pintara y arreglara los portones de la cochera. Todos están listos para trabajar cuando los necesitemos, aunque pase el tiempo.

Fue un viaje para descansar, ver a la familia y amigos y también para trabajar en nuestra casa. Saludamos a nuestros vecinos que construyeron sus casas hace más de 30 años, al igual que la nuestra y platicamos como si no hubiera pasado el tiempo y aún viviéramos ahí.

Mis amigas Anita, Marú y Sylvia que trabajamos en la misma empresa y nos conocemos desde hace más de 40 años, me invitaron a un elegante restaurante donde degustamos deliciosos cortes de carne y ricas botanas, además de una amena charla.

Doña Elisa, mi mamá que a sus 82 años, maneja su carro, nos visitó y nos llevó una deliciosa comida caliente. Aurora mi hermana mayor, siempre estuvo atenta a nuestras necesidades y antes de ir a su trabajo nos llevaba por las mañanas jugo de naranja recién hecho, tamales, ceviche de pescado, camarones y jaibas y deliciosos guisados elaborados por ella.

Martha, mi hermana que es maestra, llegó muy atenta un domingo y llevó una deliciosa cena de carne asada top-sirloin, con cebolla asada, salchichas asadas, frijoles charros, salsa y tortillas recién hechas.

Y para cerrar con broche de oro, mi hermana Rosalinda, abogada de profesión y madre de tres hermosos jóvenes, nos invitó a un delicioso desayuno-buffet en su club deportivo donde degustamos de un sabroso menudo, barbacoa, chicharrón en salsa verde, fruta, jugos y pastelitos. Y amablemente nos trasladó al aeropuerto para regresar a Vancouver. Muchas gracias a todos.

Amigos lectores, la hospitalidad es la grandeza de nuestra gente. La familia es primero, es nuestra fortaleza, es donde cargamos baterías. Y los amigos son la cereza del pastel en la vida... Hasta la próxima.

Recent Posts

See All
La Maldad en Pequeña Escala

En ocasiones, vivimos situaciones difíciles de entender por su grado de complejidad o de maldad, de personas que obstruyen el curso de la...

 
 
 
Featured Posts
bottom of page